Grandísimo Marlon Brando, se dice que llegó al plató con un gato que encontró por la calle, ¡que no estaba en el guión! Igual que cuando se burla del señor Fontane, y eso se puede apreciar en esa cara de los actores de estar pasando por un momento violento, porque nadie se lo esperaba. Y que salvo el loco de Coppola, nadie entendió lo de los algodones en los carrillos. Que el equipo en general, se rió de él. Era un actor conflictivo, no encajaba en la edad del personaje y ni siquiera era italiano. Pero lo hizo él. Y es que el señor Brando es un maestro del cine, uno de los grandes. Por este papel ganó su segundo óscar, pero se negó a recogerlo, mandando a una india en su lugar para protestar en el nombre de su pueblo. Se dice que ni siquiera era india… Brando es más que eso, en realidad, ya que se trata de un señor que en sus buenos tiempos era el sex symbol por excelencia, el típico chico que no podrías presentar a tus padres. Luego… se echó a perder. Como lo es, también, el señor Coppola, director de la película.
Rodada en 1972 por el director Francis Ford Coppola, está basada en un libro que lleva el mismo nombre (escrito por un señor italiano llamado Mario Puzzo). Aunque él mismo afirma que hay alguna escenita filmada por un tal George Lucas (¿le conocen? Espero por su bien que la respuesta haya sido positiva…) Se dice y se comenta que esta película fue un encargo, pero por mucho que fuera un recado, hace falta tener una buena batuta para dar a luz una obra como ésta. Después la saga se completó con otras dos películas (ojito con la revisión que se hizo de la segunda, volviendo a montarla en orden cronológico, que viene a ser lo mismo que herirla de muerte). Mención especial merece El Padrino II, pues siempre todos la usamos como la excepción que confirma la regla a que segundas partes nunca fueron buenas. Sobre cuál de las dos primeras es mejor, existen muchos debates. Entre los actores, destacar al mismísimo Brando, a Al Pacino (en quien nadie creería al considerarlo un enano, pero que calló la boca de muchos), James Caan…
Todos ellos se mueven en el Nueva York recién salido de la Segunda Guerra Mundial, con los italoamericanos divididos entre el poder de 5 familias que controlan las calles. Una de ellas es la de los Corleone, comandada por Don Vito Corleone; que a cambio de un pequeño precio protege la vida y las pertenencias de su gente. Si su gente, muestra respeto, él cuidará de ellos. Pero La Famiglia puede estar en peligro, otras familias quieren su parte del pastel y su seno podría estar descabezado el día que falte el Padrino.
Muchas de sus escenas son especialmente realistas, como por ejemplo, cuando Sonny golpea a su cuñado, marcó tanto el golpe que le rompió un par de costillas. Y otras que debían aparecer no aparecen. Todas las malas lenguas cuentan que Frank Sinatra, sí el de New York New York, presionó mucho para rebajar la aparición del personaje Jhonny Fontana, porque estaba mucho más que claramente inspirado en él. Una vez más, la diferencia entre homenaje y pulla es difusa.
Esta película ha dejado en el imaginario colectivo muchos símbolos que hoy en día tienen su total significado. La cabeza de caballo como amenaza no tan velada hacia aquello que más amas, las naranjas como anticipo de la muerte (se dice que aparece una antes de cada una de las muertes importantes de no solo la película, si no de la saga).
Todo esto convierte El Padrino en un clásico del cine, en un imprescindible. No haberla visto puede ser razón suficiente para quedar marcado socialmente para no siempre. Puede que no sea para tanto, pero debería… Pero ocurre que una película por buena que sea, no va a pasar a la Historia del cine en mayúsculas si no ha sido lo suficientemente parodiada o homenajeada o plagiada (la línea entre los dos últimos es taaaaan subjetiva).
Una escena de los Soprano, un capítulo entero de Los Simpson... En otra de las escenas de Los Soprano, Tony está comprando naranjas cuando le tirotean.
La estética de la historia está especialmente cuidada, desde los trajes italianos de mafiosos, las caras italianas, la forma de hablar, el deseo de americanizarse de los italoamericanos de segunda generación (sobre todo llamativo como cada uno de ellos se ha buscado un equivalente americano a su nombre italiano original). Otro de los pilares fundamentales de la película es la banda sonora, compuesta por Nino Rota. Cualquiera de nosotros podríamos identificarla, aún sin haber visto la película y con solo unas pocas notas. No soy crítica de música y no me veo capaz de entrar en más detalles, pero creo que puedo afirmar sin demasiado miedo a equivocarme de que se trata de una pequeña obra maestra.
Así, la historia que nos cuenta presenta valores, esas cosas que un hombre de honor debe seguir. El respeto, el honor, la familia (con todo lo que significa, protegerla, cuidarla, respetarla), la lealtad, el sentido de pertenencia…
Lo que muchos le achacan es que da una versión excesivamente romántica de la mafia (palabra que por cierto no aparece en ningún momento en la saga dicen que debido a la aparición de hombres trajeados y con metralletas; como tampoco aparece ninguna mención a la Cosa Nostra, que se ocupa particularmente de la isla italiana de Sicilia y desde donde evoluciona la italoamericana), muy idealizada. Porque no podemos olvidar que es una película de mafiosos, y que por tanto nos habla de una historia de traiciones que se pagan con la propia sangre, de una organización delictiva, de un grupo donde el papel de la mujer se limita a satisfacer a su padre y a su marido…
Y con todo esto y alguna cosa que seguro que me he dejado les invito a disfrutar de una buena peli acompañada de unos ricos cupcakes.
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