Como no podía ser de otra manera, desde este blog hemos mandado a una corresponsal, a que nos informe. Andrea se fue para la Expotarta y le pedí que me hiciera una crónica del evento. Os la pongo a continuación, ¡aunque no me hago responsable de sus ideas!
Hace más o menos dos meses, descubrí trasteando por páginas
de repostería, que iba a organizar una expo de tartas, cupcakes, pasteles y
dulces varios en Madrid. Toda feliz esperé aquel fin de semana y allá que me
fui.
La expo era el sábado y el domingo, pero como no quería que
las cosas se acabasen, decidí ir el sábado por la mañana. Cogi el metro, me
bajé en la parada que indicaban en la información de la página y me dispuse a
llegar al hotel; y aquí no se si fue porque no soy de Madrid o tengo muy mala
orientación, pero costó sus 15 minutos encontrar la calle. Será que yo estoy
acostumbrada a los eventos aquí, pero creo que no costaba tanto poner algún
cartel antes de llegar, para que la gente supiera que iba bien o algo por el
estilo.
En fin, que después de equivocarme de puerta, llegué al
acceso a la expo o más bien a su cola. Yo llegué sobre las 11:30 AM y logramos
pasar la puerta sobre las 12:00, 12:15. Digo pasar la puerta porque no era el
acceso a la expo, si no que había que subir dos tramos de escaleras una vez
dentro del hotel, ver la puerta de la sala de la expo y tener que ir hasta el
fondo de un pasillo a seguir haciendo cola, porque allí había más gente que en
la guerra.
Finalmente, conseguimos acceder a la expo! Debían ser lo
menos las 12:30, pero nada importaba, al fin llegaba! Y eso debieron pensar
todas las personas que iban detrás de mi, porque no dejaron de empujarme desde
que puse un pie dentro de la sala y hasta que casi a empujones conseguí salir.
Y qué sala, por dios, no podía haber menos de una docena de stands en una sala
que apenas podía contenerlos, no digamos a la cantidad de gente que había ahí
dentro. Los puestos llegaban a estar separados unos de otros con las propias
rejas de exposición de productos, las dependientas no podían dar abasto entre
el ruido y la masa descomunal de gente agolpada en los mostradores, hacía un
calor sofocante y la educación brillaba por su ausencia: me empujaron, se
colaron, me criticaron y me pasaron por encima un carro de niño. Hubo un
momento en el que me vi en medio de la marabunta con 4 botes de colorante, dos
paquetes de cápsulas y un tarro de purpurina, y ¡nadie me cobraba! Yo fui una
chica legal y me esperé las colas de gente colándose, pero estoy convencida de
que ahí la oferta de los cinco dedos triunfó.
Y bueno, sobre los talleres y las exposiciones, ni hablar puedo, porque
realmente no se sabía nada, ni indicaciones ni nada; una sala enana donde había
un chico poniendo chocolate a una tarta. Eso fue lo único que pude ver y de
refilón, porque estaba todo atestado.
Resumiendo, estaba claro que no esperaban esa cantidad de
gente en el evento y se les fue de las manos de forma increíble (que yo sigo
pensando que no es excusa para la educación, pero bueno)
Aunque también tuvo su parte buena, todo hay que decirlo; había un par de
stands que tenían productos para probar y donde comí compartiendo con las dos
pobres almas que me acompañaron: cupcakes de choco-chocolate, de piña colada,
brownies y una mezcla de cereales con miel muy rica. Además, los stands tenían
descuento por ser la expo y vendían cosas muy baratas, como un kilo de fondant
a 5€ y cubos de 2'5kg de chocolate de cobertura por 11€. Yo me compré 4
colorantes de Sugarflair a 2'30€ cada uno y ahora que he visto los precios en
las páginas me arrepiento de no haber cogido más...
En mi opinión fue un gran desastre y si se repite en el mismo sitio no
volvería, pero si lo hacen en un pabellón donde se pueda respirar aire no me
importaría darle otra oportunidad.
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