Después de un tiempo de inactividad obligada (que si prácticas hospitalarias, que si ordenador que piensa por sí mismo y no como a mi me gustaría, que si pérdida temporal de fotos... ¡todo excusas!), las recetas vuelven a este blog. Quería hacer algo para alguien, un aficionado a los mangos y no pocas bromas le han caído por ello. La idea de esta receta y receta invertida surgió porque no me decidía entre hacer cupcakes de mango con buttercream de lima o cupcakes de lima con buttercream de mango. Era una difícil decisión que solo podía tener una única respuesta, ¿y por qué no los dos?. La mitad para un tipo y la otra mitad para el otro. Misma idea, dos puntos de vista.
Como se trataba de mi idea y de mi idea invertida, la receta es de cosecha propia.
Bodegones de limas y mangos |
INGREDIENTES (para dar de comer a un ejército de golosillos)
Para la masa de los dos modelos:
- 3 huevos
- 220 gr. de mantequilla a temperatura ambiente
- 500 gr. de harina
- 400 gr. de azúcar
- 1 sobre de levadura (yo usé la de Vahiné)
- 1 mango
- 5 limas
- La ralladura de las 4 limas
- 100 ml. de leche semidesnatada
opcional: colorante verde de Wilton
Para la masa de los dos modelos:
- 3 huevos
- 220 gr. de mantequilla a temperatura ambiente
- 500 gr. de harina
- 400 gr. de azúcar
- 1 sobre de levadura (yo usé la de Vahiné)
- 1 mango
- 5 limas
- La ralladura de las 4 limas
- 100 ml. de leche semidesnatada
opcional: colorante verde de Wilton
Para el buttercream:
- 400 gr. de azúcar glas
- 170 gr. de mantequilla a temperatura ambiente
- 2 limas
- 1 mango
- 60 ml. de leche semidesnatada
opcional: colorantes verde y marfil de Wilton
Para decorar:
- Fondant de colores (yo he usado verde y lila)
RECETA
Como siempre que se trata de una receta de frutas, es mejor idea ir preparándolo antes. Haremos zumo con 3 limas para la masa y reservaremos. Las otras dos limas son para trocear. La ralladura de al menos 3 limas también la guardaremos, porque nos será útil.
Por otra parte, pelaremos los dos mangos (jijiji, suena un poco zafio) y los trocearemoss. La mitad de lo cortado (o aproximadamente un mango y medio) lo pondremos en un bol junto con la leche. Con ayuda de una batidora, lo iremos mezclando y triturando hasta que quede algo entre puré y papilla. Reservamos también. Lo mismo que con los trocitos de mango que quedan. De este puré, dos tercios serán para los cupcakes y el otro para la buttercream.
Ponemos a precalentar el horno a 180º. En otro recipiente, mezclamos la mantequilla a temperatura ambiente (por eso de que se pueda trabajar bien) con el azúcar, hasta que se integre. Le añadimos 2 huevos y batimos. A la mezcla le vamos a echar la mitad de la harina mezclada con la levadura y batiremos. Cascamos el otro huevo y batimos. Y el resto de la harina, aunque reservando unos 150 gramos. Mezclamos bien hasta que quede una masa uniforme. La vamos a separar en dos boles diferentes, tratando de poner en cada uno de ellos la mitad de la masa que tenemos.
Primero, vamos a trabaja los cupcakes de lima con mango. Al recipiente con la primera mitad de la masa, le vamos a añadir el zumo de lima. Como la masa se nos habrá licuado bastante, le añadimos la harina que habíamos apartado. Yo le eché la ralladura de las limas y algún trocito de otro par de limas que tenía por casa, que había comprado muchas. Bien batido, hasta que vuelva a adquirir la consistencia deseada, le echaremos el colorante verde y rellenaremos las cápsulas.
Meteremos nuestra bandeja al horno y la dejaremos durante alrededor de 25 minutos. Cuando haya pasado el tiempo, comprobaremos que estén hechas (la prueba del palito), las sacaremos y las dejaremos enfriar.
Con estos utensilios que compré, y usando los colores lila y verde, hice hojas y pétalos, para crear flores. El sistema consiste en coger algo de fondant, aplastándolo para crear una capa fina. Lo colocamos en el aparatillo éste y lo aplastamos, cayendo la forma que vamos a usar.
Con el rotulador de tinta negra comestible, le he hecho dibujllos en las hojas y después he colocado las piecitas en el buttercream, de forma que hacen flores, a poder ser de forma artística.
Por otra parte, pelaremos los dos mangos (jijiji, suena un poco zafio) y los trocearemoss. La mitad de lo cortado (o aproximadamente un mango y medio) lo pondremos en un bol junto con la leche. Con ayuda de una batidora, lo iremos mezclando y triturando hasta que quede algo entre puré y papilla. Reservamos también. Lo mismo que con los trocitos de mango que quedan. De este puré, dos tercios serán para los cupcakes y el otro para la buttercream.
Ponemos a precalentar el horno a 180º. En otro recipiente, mezclamos la mantequilla a temperatura ambiente (por eso de que se pueda trabajar bien) con el azúcar, hasta que se integre. Le añadimos 2 huevos y batimos. A la mezcla le vamos a echar la mitad de la harina mezclada con la levadura y batiremos. Cascamos el otro huevo y batimos. Y el resto de la harina, aunque reservando unos 150 gramos. Mezclamos bien hasta que quede una masa uniforme. La vamos a separar en dos boles diferentes, tratando de poner en cada uno de ellos la mitad de la masa que tenemos.
Primero, vamos a trabaja los cupcakes de lima con mango. Al recipiente con la primera mitad de la masa, le vamos a añadir el zumo de lima. Como la masa se nos habrá licuado bastante, le añadimos la harina que habíamos apartado. Yo le eché la ralladura de las limas y algún trocito de otro par de limas que tenía por casa, que había comprado muchas. Bien batido, hasta que vuelva a adquirir la consistencia deseada, le echaremos el colorante verde y rellenaremos las cápsulas.
Meteremos nuestra bandeja al horno y la dejaremos durante alrededor de 25 minutos. Cuando haya pasado el tiempo, comprobaremos que estén hechas (la prueba del palito), las sacaremos y las dejaremos enfriar.
A la otra mitad de la masa, le añadiremos la pulpa-puré de mango y revolveremos bien. Ésta no necesita que se le añada más harina. Batiremos bien. Le añadimos los trocitos cortados de mango y removemos para que queden cachitos por toda la masa. Rellenaremos los papelitos y meteremos al horno alrededor de 25 minutos para después hacer la prueba del palito y sacarlos si están bien hechos.
Los cucpakes de mango y los de lima no tienen porqué tener el mismo tiempo de horneado, así que hay que vigilarlos.
Por otro lado, iremos preparando el buttercream. Separaremos el azúcar glas y la mantequilla en dos boles diferentes. En el primero, añadiremos el puré de mango reservada para esto. Batiremos primero a velocidad baja durante un par de minutos, y luego alrededor de 5 a velocidad más alta. La textura queda un poco diferente a otras buttercreams, pero es por el mango. Le podemos añadir un poco de colorante marfil. Cuando los cupcakes de lima (los verdes) estén fríos, pondremos esta parte de la buttercream en una manga pastelera para poder decorarlos.
A la otra mitad de los ingredientes le añadiremos el zumo de lima. La medida de zumo es aproximada, hay que ir viendo cuánto puede aceptar. Le añadiremos el colorante verde y cuando los cupcakes de mango estén fríos repetiremos el proceso de la manga pastelera.
Yo decidí decorarlos con fondant. Estos son mis colores, el verde es de Funcakes y el lila y el melocotón de Regalice.
Con estos utensilios que compré, y usando los colores lila y verde, hice hojas y pétalos, para crear flores. El sistema consiste en coger algo de fondant, aplastándolo para crear una capa fina. Lo colocamos en el aparatillo éste y lo aplastamos, cayendo la forma que vamos a usar.
Un ejemplo de pétalos creado con el cortador de fondant |
RESULTADO
Esta receta solo se puede definir de un modo: con exótico resultado, que no erótico.
Quería algo caribeño y cítrico, refrescante, que tanto dulzor me estaba empachando. Quería que fueran algo provocativo. Aunque el resultado final ha salido agresivo pasivo, que como sabor no está mal. Claramente menos dulce que otras creaciones reposteras, y quizá por eso consiguieron su público.
Cuando estaba horneando la segunda bandeja (los cupcakes de mango) tuve que echar a correr, porque me había puesto mala (como es un blog de repostería, no pretendo quitarle el hambre a nadie, así que los detalles me los ahorro) y no fui yo la que sacó las cápsulas del horno. Por eso la buttercream de lima se quedó en proyecto, hecha y sin poner.
Y aún así, por primera vez, estoy relativamente orgullosa del resultado estético, porque entre el fondant y el rotulador comestible, quedaron cucos. Mis testers habituales quedaron contentos con el resultado (es que cada uno es fanático de lo suyo). Y ésta vez, me he buscado probadores nuevos, llevé unos pocos al hospital. Parece que tuvieron una buena acogida, aunque los que probaron los de mango comentaron que de no decírselo no hubieran adivinado que era mango. Que era algo cítrico y que estuvieron pensando en melocotón. Puedo prometer y prometo que melocotón no llevan. Los de lima, por el contrario, quedaron un poco aguados.
Eso sí, lo que triunfó mucho, son los papeles. La verdad es que sí, que son muy bonitos, a lo estilo mantel.
Cuando estaba horneando la segunda bandeja (los cupcakes de mango) tuve que echar a correr, porque me había puesto mala (como es un blog de repostería, no pretendo quitarle el hambre a nadie, así que los detalles me los ahorro) y no fui yo la que sacó las cápsulas del horno. Por eso la buttercream de lima se quedó en proyecto, hecha y sin poner.
PELÍCULA
Lo primero que pensé para estos cupcakes es que son un poco palíndromos, empiezan y acaban igual y recordé una vieja broma de un amigo sobre "las películas al revés". Empezamos a pensar en cómo serían las películas si el guión lo hubieran escrito del revés. Hasta que llegamos a E.T., donde a otro amigo se le ocurrió que era una película palíndromo, un extraterrestre llega, se hace amigo de un niño y se va; y al revés, un extraterrestre llega, se hace amigo de un niño y se va.
Pero luego se me ha ocurrido una película mejor, aunque tengo que poner un cartel gigante de "Cuidad, aviso de SPOILERS".
La única norma del club de los cupcakes es no hablar del club de los cupcakes
EL CLUB DE LA LUCHA
La lima y el mango, en lucha de sabores. Los personajes de esta película les imitan, en constante lucha. Pero la verdadera razón de haber elegido esta película es por su gran spoiler. Y es que los dos modelos de cupcakes son el mismo sabor, pero desde puntos de vista diferentes; como los protas de la historia.
La lima y el mango, en lucha de sabores. Los personajes de esta película les imitan, en constante lucha. Pero la verdadera razón de haber elegido esta película es por su gran spoiler. Y es que los dos modelos de cupcakes son el mismo sabor, pero desde puntos de vista diferentes; como los protas de la historia.
Dicen que El club de la lucha, no es solo una película, es una filosofía, un canto nihilista al inconformismo.
Jack (Edward Norton) es un perito de una empresa de automóviles que sufre de insomnio y para hacerle frente, acude a grupos de autoayuda (cáncer, drogadicción...) donde conoce a Marla Singer (la Boham Carter preburtoniana), otra impostora y comienzan una relación de amor-odio, de las de no puedo vivir contigo pero tampoco sin ti.
Por otra parte, en un viaje de avión, Jack conoce a Tyler Durden (Brad Pitt) un vendedor de jabones rarito y por avatares del destino, acaba lléndose a vivir con él. Juntos, fundan El club de la Lucha, donde personas sin ningún tipo de esperanza o ambición se juntan para pegarse puñetazos y luchar entre sí. Poco a poco se convierten en una organización anticorporativista y anticapitalista. Las tensiones aparecen entre Jack y Tyler, con Marla de por medio. Empiezan a tener divergencias en cómo llevar el club.
De 1999, está dirigida por David Fincher (Se7en, Alien3...) quien pone el punto de vista en el mismo Jack, con una primera persona totalmente masoquista, catársica y nihilista, en un camino de autodestrucción y alucinación donde no hay vuelta atrás. Es una lucha contra el sistema de etiquetas, contra la rutina del consumo y la apariencia. Es una película muy violenta, pero no es en absoluto, una violencia gratuita. Es una película con una carga emocional directa y violenta. Es una película incómoda para el público, con ciertos matices homoeróticos ("Me pregunto si realmente es otra mujer la respuesta que necesitamos...") y con un trágico giro final.
Aunque ni al estudio ni al público les gustó en su estreno, se ha acabado convirtiendo en una película de culto. A caballo entre el noir y la videocreación, era difícil de digerir para el gran público, al menos de primeras.
Y es que en realidad, Tyler y Jack son una disociación de la misma persona. Para el que no lo haya entendido, ¡Jack yTyler son la misma persona! Y eso se refleja en el tratamiento estético que se da en la película. Mientras que las escenas en las que el narrador, hay quien dice que nunca se le da nombre y se habla de Jack para poder hablar de alguien, sale sin Tyler son realistas e insulsas; las de Tyler son chillones, coloristas e hiperrealistas.
Además, durante toda la película, se van sucediendo "errores" que hacen que el espectador alce la ceja; pero es que esos errores están metidos apropósito, de las cuales la más conocida es la llamada inexistente junto con la explosión. Incoherente en un mundo real, pero coherente en la falta de coherencia de la película.
También llama la atención una de las pequeñas bromas que viene en la versión en DVD. Donde normalmente va la advertencia sobre la piratería, se ha "colado" un mensaje de Tyler. Lo cierto es que es un detalle que se aprecia.
He dejado para el final uno de los frames más conocidos de esta película. Veamos, la velocidad de las películas suele ser de 24 imágenes por segundo y a cada una de esas imágenes se llama frame. Pues bien, en la película, se cuela una imagen que dura unos frames (menos de un segundo). Casi al final de la peli, se puede observar como por un momento, aparece un enorme pene en la pantalla. Sí, un pene. Es lo que se entiende como publicidad subliminal muchas veces, y uno de los casos más explicados. Pero en esta película en concreto, la razón por la que se incluyó el falo es la misma por lo que se da pie a esos matices homoeróticos antes mencionados; con ello se pretende incomodar al espectador, despistarle para conseguir que el final (la revelación de la disociación de personalidad) le pille por sorpresa.
Jack (Edward Norton) es un perito de una empresa de automóviles que sufre de insomnio y para hacerle frente, acude a grupos de autoayuda (cáncer, drogadicción...) donde conoce a Marla Singer (la Boham Carter preburtoniana), otra impostora y comienzan una relación de amor-odio, de las de no puedo vivir contigo pero tampoco sin ti.
Por otra parte, en un viaje de avión, Jack conoce a Tyler Durden (Brad Pitt) un vendedor de jabones rarito y por avatares del destino, acaba lléndose a vivir con él. Juntos, fundan El club de la Lucha, donde personas sin ningún tipo de esperanza o ambición se juntan para pegarse puñetazos y luchar entre sí. Poco a poco se convierten en una organización anticorporativista y anticapitalista. Las tensiones aparecen entre Jack y Tyler, con Marla de por medio. Empiezan a tener divergencias en cómo llevar el club.
De 1999, está dirigida por David Fincher (Se7en, Alien3...) quien pone el punto de vista en el mismo Jack, con una primera persona totalmente masoquista, catársica y nihilista, en un camino de autodestrucción y alucinación donde no hay vuelta atrás. Es una lucha contra el sistema de etiquetas, contra la rutina del consumo y la apariencia. Es una película muy violenta, pero no es en absoluto, una violencia gratuita. Es una película con una carga emocional directa y violenta. Es una película incómoda para el público, con ciertos matices homoeróticos ("Me pregunto si realmente es otra mujer la respuesta que necesitamos...") y con un trágico giro final.
Aunque ni al estudio ni al público les gustó en su estreno, se ha acabado convirtiendo en una película de culto. A caballo entre el noir y la videocreación, era difícil de digerir para el gran público, al menos de primeras.
Y es que en realidad, Tyler y Jack son una disociación de la misma persona. Para el que no lo haya entendido, ¡Jack yTyler son la misma persona! Y eso se refleja en el tratamiento estético que se da en la película. Mientras que las escenas en las que el narrador, hay quien dice que nunca se le da nombre y se habla de Jack para poder hablar de alguien, sale sin Tyler son realistas e insulsas; las de Tyler son chillones, coloristas e hiperrealistas.
Además, durante toda la película, se van sucediendo "errores" que hacen que el espectador alce la ceja; pero es que esos errores están metidos apropósito, de las cuales la más conocida es la llamada inexistente junto con la explosión. Incoherente en un mundo real, pero coherente en la falta de coherencia de la película.
También llama la atención una de las pequeñas bromas que viene en la versión en DVD. Donde normalmente va la advertencia sobre la piratería, se ha "colado" un mensaje de Tyler. Lo cierto es que es un detalle que se aprecia.
He dejado para el final uno de los frames más conocidos de esta película. Veamos, la velocidad de las películas suele ser de 24 imágenes por segundo y a cada una de esas imágenes se llama frame. Pues bien, en la película, se cuela una imagen que dura unos frames (menos de un segundo). Casi al final de la peli, se puede observar como por un momento, aparece un enorme pene en la pantalla. Sí, un pene. Es lo que se entiende como publicidad subliminal muchas veces, y uno de los casos más explicados. Pero en esta película en concreto, la razón por la que se incluyó el falo es la misma por lo que se da pie a esos matices homoeróticos antes mencionados; con ello se pretende incomodar al espectador, despistarle para conseguir que el final (la revelación de la disociación de personalidad) le pille por sorpresa.
"Encontré la libertad. Perder toda esperanza era la libertad"
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