lunes, 14 de octubre de 2013

Eggcakes o webochos

Lo tenía pendiente, muy pendiente. Lo ví aquí y pensé "tengo que hacerlo". Es más, tengo que hacerlo y dar el cambiazo. Mi plan consistía en darle el cambiazo a un amigo que solía hacernos tortilla e invitarnos a desayunar después de salir de fiesta, aproximadamente a eso de las 6 de la mañana. Siempre hacía las tortillas con un par de copitas de más. Era la broma perfecta. 

Pero aquellas desayunos se interrumpieron (prefiero pensar eso a decir que se acabaron) por azares del destino. Pero aún así, la idea me seguía dando vueltas por la cabeza, era demasiado buena para dejarla escapar. 

Y después de que otro colega me hablara de un bizcocho de yogur con trocitos (los del yogur, se entiende), decidí reclutar a mi pinche habitual y ponerlo en práctica: Mis eggcakes. O webochos. O la mejor broma jamás pensada.




INGREDIENTES Y RECETA

Vuelvo otra vez a recuperar una receta de hace un par de meses (del verano concretamente) y me doy cuenta de que no la apunté. (¿Dónde están los iconillos con la cara de vergüenza?). Total, que hice estos webochos con una receta de bizcocho ¿pero cuál? Así que voy a improvisar un poco la explicación (lo sientooooooooo). Hacemos una receta de bizcocho (una que os guste), con la peculiaridad que repartimos la masa por la mitad. A una de las mitades le agregaremos un yogur desnatado con trozos de fresa y un poco de mermelada de fresa. A la otra mitad yo le eché yogur desnatado de melocotón y un poco de mermelada de melocotón. Eso es en lo referente a la masa.

La forma de hacerlos es sencilla. A cada uno de los huevos, le hacemos con un palito (yo usé un palo de brocheta de metal), aproximadamente como un meñique de ancho (el mío es pequeño, pero pensad que cuanto más pequeño sea el agujero, más complicado será rellenarlos). No debería ser un proceso complicado, a mi no se me rompió ninguno. Vaciamos los huevos. Pensad que las claras y las yemas de las que nos estamos deshaciendo nos pueden servir (si no todas, al menos, alguna) para la masa del bizcocho. Lavamos un poco con agua. En un recipente hondo echamos agua y sal (a 100 gramos de sal por litro de agua) y dejamos los huevos durante una hora, para quitarles porquería y contenido. Como están vacíos, flotarán, así que los rellenamos con ese mismo agua.

Después de una hora, los secamos bien. Hay que aceitar el interior, para que no se pegue la masa a la cáscara. Pero tampoco nos pasemos, con asegurarnos que las paredes interiores del huevo están bien barnizadas ya está. Lo más laborioso es el proceso de rellenar los huevos. Puede llegar a ser un poco coñazo, al menos hasta encontrar el método. Podéis probar con embudos, con jeringas, con cuentagotas gordotes... no hay truco, el truco es encontrar la fórmula propia para que se haga menos pesado.

Los iremos poniendo en una bandeja de horno. Como muy estables no son (Lo que me recuerda, ¿conocéis la historia de cómo consiguió Colón convencer a los Reyes Católicos para que le dieran toda la pasta para ir a la India? Consiguió que un huevo se mantuviera de pie. Pero eso solo se consigue dando unos golpecitos suaves en una de las bases. Y yo no quería que se estropearan las cáscaras), yo puse papel de aluminio alrededor, para sostenerlos.


La mayoría de recetas de bizcochos llevan levadura, y éstos no son la excepción. Por eso es también importante el agujero, para que no reviente la cáscara. Si la masa consigue sobresalir a través del agujero podemos estar tranquilos.

La cocción debe ser a temperatura algo más suave de lo que haríamos el bizcocho (a unos 120º en vez de los 180º habituales) para mantener contenido y recipiente (las cáscaras controladas).

La prueba del palito podemos seguir haciéndola igual. Una vez los saquemos del horno y antes de que se enfríen por completo, debemos limpiar la cáscara de la masa que se haya quedado fuera. Si la puedes quitar directamente, mejor; si no, con un trapo húmedo.




RESULTADO

Primero quiero enseñaros lo que hice con lo que me sobró de masa (tenía pocas cáscaras de huevo para tanta masa). ¡La convertí en un superosito!


A lo que iba, que es el resultado. A posteriori quizá les hubiera dejado un tiempo más en el horno (pero como siempre me suele pillar el toro). Aunque quedaron jugosos. Mi pinche (y asimismo betatester principal) estaba encantado. Con la masa, que siempre tengo que vigilar que no se la zampe, como con los bizcochos. Estaban jugosos y le parecían originales. La mermelada, además, le da el toque de jugosidad extra (A algunos de los experimentos les eché una cucharada extra para que hiciera betas)

En este punto, tengo que admitir una cosa. Es que al final, la broma se la comió él. Y eso que al día siguiente le avisé, te voy a dar el cambiazo. Se lo dije, pero media hora más tarde, cuando quiso hacerse una tortilla se le había olvidado. Lo gracioso es que cuando cascó el huevo, sin fijarse en el agujerillo de abajo (como podéis ver en la foto, es imposible adivinar cuáles son huevos cocinados y cuáles no), puso cara de horror, no entendía porqué no salía el huevo normal, crudo.

Lo que me pude reír...

¿Adivináis cuál es el webocho? Pues los dos más cercanos al objetivo son falsos huevos crudos






Como se puede ver, éste era de melocotón

Ñaaaaaaaaaaaaaam

PELÍCULA

Una vez más, voy a recurrir a mis escasos lectores para preguntar, ¿qué película me recomiendan para ésta receta? Es que Chicken Run no me hace especial tilín.

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