martes, 22 de marzo de 2016

Reseña Lula's bakery: Good food is Good mood

Seguimos reviviendo antiguos apartados del blog, ésta vez las "críticas" de pequeñas bakerys. Hoy os traigo una que acabao de descubrir. Se llama Lula's Bakery, que está en Barakaldo (Bizkaia). La conocí por Facebook, así que no tenía muy claro qué me iba a encontrar.

Total, que nos plantamos allí y la verdad, es un sitio muy cuko. Pintado en rosa (cómo no...), con unas 3 o 4 mesitas para poder tomar algo allí.




Lo que me gustó de este sitio es que no solo tiene cupcakes. Que si quieres, puedes coger algo salado; las pizzas o los bagels tenían muy buena pinta, la verdad. Aunque últimamente (y por razones ajenas a mi voluntad) suelo mirar si es un sitio de "veggie approval" o no, y no podría decirlo.

El sitio tiene pinta de ser una panadería tradicional reconvertida. Para mi eso tiene su lado bueno y su lado malo. Me explico: por una parte, parece que si te dedicas a muchas cosas, las haces menos bien. Es decir, le falta especialización. Pero en la parte buena, solo voy a decir que según estábamos allí empezó a oler a croissant recién hecho (que tenían una pinta mmmmmmm....). EDITADO: Me comentan desde Lula's Bakery que no era un obrador, que antes era una tienda de telas. (Espero que les gustara la crítica)

Parte de la carta la tenéis en la foto de la pizarra. No sale precisamente lo que nosotros pedimos: un batido de galleta y una infusión helada. Ambos un acieto, la verdad. La infusión, de frutos del bosque, sabía ¡a flash! Recuerdos de la niñez y todas esas maravillas. El batido, por su parte, llevaba nata y una galleta María en la punta. Todo en una jarrita. Que por cierto, poner las cosas en recipientes así siempre, sí o sí, es un acierto. Porque el lado visual también hay que cuidarlo.

Y en lo que se refiere ya a la parte de comer, mi acompañante pidió un Donut de Kinder (a pesar de que yo opinaba que el de choco blanco con Oreos ponía ojitos...). Relleno de crema, estaba bueno.

Y vamos con los cupcakes. Cuando llegamos (un sábado a la tarde) tenían 3 variedades: Oreo, Petit Suise y Cheesecake de limón. Pedí uno de los últimos. Y mi opinión sobre él:
La presentación aceptable, era bonito. El bizcocho, que era de chocolate (mi hermana diría que sabía excesivamente chocolatoso) no estaba mal, aunque tengo que admitir que no es el más esponjoso que he probado. Pero para mi, la estrella, sin duda, era el sombrero. La crema mantenía su forma (pocas veces se ve eso). De verdad, estaba de rechupetearse los dedos. Cremosa, nada empalagosa, con su saborcillo cítrico. No empalagosa... Vamos, lo que yo le pido a un cupcake.

Así que, sí. Tiene mi sello de calidad (si eso significa algo)






Aquí, el duo cupcake-batido (reconozco que igual es un poco too much ambos juntos, pero una vez al año ¡no hace daño!). De verdad, que me pareció muy recomendable.



Y como siempre, el último tip es para el servicio. Nos atendió un hombre tatuado (francamente, me estoy pensando en meter al blog algo sobre tattoos...) con pinta de panadero. Y digo, me pareció muy agradable. Sonriente, con ganas de explicarnos qué era cada cosa...

Total, que en resumen, aprueba con nota. Os dejo una foto de la pared con un buen mensaje:



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