Tenía pendiente esta receta desde hace algún tiempo, es mi pequeño homenaje a alguien que ni siquiera lo sabe. Es una de las recetas que tenía que probar, porque de alguna forma tenía que recordar. Probablemente esta entrada sea una de las que tienen las razones ocultas más emotivas. Para ti, esperando que la Dama se haya portado bien:
CUPCAKES DE NATILLAS
INGREDIENTES para 10-11 golosillos
Prometo que no hace falta echarle ningún cargador a la receta, solo se me ha colado en la foto |
Para la masa:
- 1 huevo
- 110 gr. de harina
- 110 gr. de azúcar moreno
- Cucharada colmada de canela en polvo
- Un cuarto de naranja
- Medio sobre de levadura Royal
- 85 gr. de mantequilla a temperatura ambiente
- 50 ml. de leche semidesnatada
- 1 sobre preparado de Natillas Royal
Para la buttercream:
-150 gr. de azúcar glas
- 90 gr. de mantequilla a temperatura ambiente
- 1 sobre preparado de Natillas Royal
opcional:
- Colorantes (yo usé el rosa y el amarillo de los básicos de Wilton)
- Canela en rama
RECETA
Puede que ésta sea de las pocas recetas que no empiecen precalentando el horno. Antes que eso, en una jarrita pondremos la leche junto con la canela y el cuarto de naranja, para que la leche se vaya empapando de su sabor. Recomiendo dejarlo preparado desde el día anterior y taparlo al meter en la nevera.
Reservamos.
Ahora sí, ponemos el horno a precalentar a 180º.
En un bol, ponemos la mantequilla a temperatura ambiente. Si la podemos cortar en daditos, mejor. Un pequeño truco, si como yo, está recién sacada de la nevera. Podemos meterla al microondas durante 5 o 10 segundos, lo justo para que ablande un poco, pero antes de que se derrita.
La mezclamos bien con el azúcar. Se puede hacer con la batidora o con mucha paciencia y un buen brazo. Cuando forme una masa uniforme, le añadiremos el huevo y batiremos bien.
A la leche acanelada que habíamos reservado previamente le añadimos el sobre de natillas y revolvemos. Podemos exprimir el cuarto de naranja que habíamos usado en la leche, para que tenga un toque algo mayor de naranja. Y se lo añadimos a la mezcla.
A la leche acanelada que habíamos reservado previamente le añadimos el sobre de natillas y revolvemos. Podemos exprimir el cuarto de naranja que habíamos usado en la leche, para que tenga un toque algo mayor de naranja. Y se lo añadimos a la mezcla.
Removeremos, y cuando esté bien integrado, tamizaremos la harina junto a la levadura y batiremos hasta que forme una masa.
Preparamos nuestras cápsulas y las rellenamos hasta aproximadamente su 2/3.
Metemos en el horno durante unos 22 minutos. Cuando comprobemos que estén bien hechas, las sacaremos y las dejaremos enfriar, primero sobre la bandeja y luego en una rejilla. Es recomendable no andar abriendo el horno, porque tienden a bajar.
En otro bol, batiremos la mantequilla reservada para la buttercream, hasta que quede tipo pomada. Le añadiremos los polvos de natillas y el azúcar glas de a poco. Con la ayuda de la batidora iremos haciendo que se agreguen bien. Es recomendable empezar con la batidora a baja potencia e ir subiendo. Cuando hayamos agregado todo el azúcar glas tenemos que tener una consistencia como de pasta de dientes, para que podamos usarla para decorar. Añadimos el colorante al gusto y vamos preparando la manga pastelera. Y coronamos con la canela en rama.
RESULTADO
Esta receta la hice el mismo día que las galletas de coca cola, y aunque tenía planeado darles salida esa misma noche, para "los cuatro mosqueteros", tanto dulce hizo que me planteara las cantidades y decidí reducirlas para hacer menos que de costumbre.
Tengo que admitir, que mi idea originaria era hacerlos de un color menos intenso, pero como paralelamente estaba vigilando las galletas se me fue la mano. Como es imposible rebajar el color sin hacer más masa, decidí trabajar con lo que tenía.
Aún sin ellos saberlo, estaban siendo partícipes de mi pequeño homenaje, que al parecer tuvo bastante éxito. Los mosqueteros, o al menos parte, suelen ser mis betatester, junto con mi hermana. Y decidieron que de sabor estaban cojonudas ¿Se puede decir eso aquí a estas horas? Que probablemente, junto con las galletas de algodón de azúcar de momento han sido las dos recetas que más han gustado. Y sobre la presentación, mi hermana me llegó a preguntar si los había hecho en algún curso (he hecho un par aunque estos son de facturación propia e intentaré subir mi pequeña crónica de los cursos en breve), que parecían más profesionales incluso. Así que un sabor maravilloso, como a natillas sólidas y una presentación apetecible. Vamos mejorando, y me gusta. Sobre todo que justo éstos hayan quedado tan bien.
En serio, saben a natillas de comer con tenedor.
PELÍCULA
Y el ganador eeeeeeees... ¡Roberto Benigni! Imposible no acordarse de él al recibir el Óscar al mejor actor, saltando por encima de los asientos del teatro Kodak... Porque aquella escena era digna de la película, un acto más de Guido, su personaje.
La razón por la que a estos cupcakes les ha tocado esta película forma parte de ese homenaje, porque a pesar de todo, La vida es bella.
Tiene dos partes, la primera situada en la preguerra italiana, cuando aún nadie se imaginaba todos los horrores que se venían encima y la segunda parte en un campo de concentración nazi. Mientras que la primera parte es una bonita historia de amor, la segunda es emoción en estado puro. Sinceramente, Benigni, es mucho Benigni.
Poquito antes de que empiece la II Guerra Mundial, un joven italo-judío llamado Guido llega a un pequeño pueblo de la Toscana italiana para abrir una librería. Allí, conoce a Dora, la prometida de un fascista italiano con la que consigue casarse. Tienen un crío, Josué, en cuyo cumpleaños, los nazis vienen a buscarle a él y a su padre para internarlos en un campo de concentración por su condición judía. Dora es italiana, pero por amor, ella también querrá ir. Guido hará lo imposible por hacer creer a su hijo que lo que están padeciendo es solo un juego.
Está basada en el libro "En el final derroté a Hitler", de Romeo Rubini Salmoni; pero dicen que el título de la cinta se lo debemos a Trotsky que al saber que los asesinos de Stalin iban a matarle en México, vió a su esposa en el jardín y escribió que a pesar de todo, la vida es bella. Benigni cual Trostky italiano actúa junto a su mujer en esta cinta, pues a Dora la interpreta nada más y nada menos que Nicoletta Braschi, su mujer en la vida real.
El crío es supermono |
Resulta curioso que el número del uniforme de Guido en el campo de concentración es el mismo que el de Charles Chaplin en "El Gran Dictador", así que queda claro que no soy la única que se dedica al noble arte del homenaje.
Durante toda la historia son especialmente tiernos los momentos en los que Guido intenta engañar a su hijo, intentando hacer que él no sufra. Ya desde el momento en el que al ver un letrero en el que se prohíbe la entrada a perros y judíos en un comercio:
- Es como si pusiera, se prohibe la entrada a arañas y visigodos.
Como delirante es el momento en el que Guido sin tener ni idea de alemán, se ofrece para traducir las palabras del soldado nazi:
"Empieza el
juego, quien no haya llegado ya no juega. Se precisan 1000 puntos. El primer clasificado
ganará un carro blindado nuevo. Menuda suerte. Cada día leeremos la
clasificación por ese altavoz de allí, al último clasificado le colgaremos un
cartel que dirá: Asno. Aquí en la espalda. Nosotros estamos en el equipo de los
súper malos que gritan sin cesar, quien tenga miedo pierde puntos. En tres
casos se pierden todos los puntos: los pierden, uno, los que empiezan a llorar,
dos, los que quieren ver a su mamá, tres, los que tienen hambre y piden la
merienda. ¡Nada de eso! Es muy fácil perder puntos, porque hay hambre. Yo mismo
ayer perdí 40 puntos porque no pude aguantar y pedí un panecillo de mermelada.
De albaricoque. Y el de fresa. Y nada de chucherías porque nosotros nos os
vamos a dar, nos las comemos todas nosotros. Yo ayer me comí 20. Me duele la
barriga. Pero estaban buenas. Os lo aseguro. Perdonad que me vaya enseguida
pero estamos jugando al escondite y sino me tocara parar."
Aunque pretendía dejar la entrada aquí, no puedo resistirme a hablar de la técnica de ligar de Guido. Aún no entiendo cómo le pudo funcionar ofrecerse para sorber el veneno de la pierna de la señorita Dora. No puedo si no recordar como algunos que yo me sé han intentado técnicas parecidas, ofreciéndose para diversas causas que suponen contacto algo íntimo. Lo que está claro es que Guido es italiano, pero de los que ya no existen. El humor y la ternura son sus principales armas. Y consigue conquistar a Dora, pero también a nosotros como espectadores.
Ya te digo yo que vasco no es... |
Mi último pequeño apunte personal, es que ésta película provoca en mí un ligero sentimiento de nostalgia, porque la ciudad que se ve cuando Guido entra en bicicleta es mi Siena...
Poco más que contar, que la película obtuvo más de 50 premios, incluyendo los Óscar a Mejor película extranjera, Mejor Banda Sonora y Mejor Actor principal.
El silencio es el grito más fuerte. Mi silencio para tí, buenos días principessa.
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